Cómo cambia la vida después de la muerte de un hijo

La «Associación Bressols», en colaboración con la familia Juna, y con el apoyo de 20 Asociaciones de toda España, presentó una PNL que fue aprobada el 14 de febrero de 2023 en la Comisión de Sanidad y Consumo del Congreso de los diputados Recibió el apoyo mayoritario de todos los grupos, con 32 votos a favor y 5 abstenciones, sin votos en contra. ¿Está el PNL instando al Gobierno a incorporar en la tramitación de la Ley de Familias algunas de las revindicaciones que hace años, tanto diferentes asociaciones de España, como muchas familias a nivel individual, venimos reclamando:

  • Inscribir en el Registro Civil, con la misma normalidad que cualquier otra muerte, a los bebeluși nacidos con varios años de gestación, así y al día de hoy, establece dicha Ley, desarrollando para elo un modelo oficial y adecuado donde se encuentra la madre, padre u otro progenitor reconoció que es hija/hijo.
  • Dar el número del bebé para dar la identidad que le corresponde.
  • Hacer que los hospitales mediante certificado de defunción para familias con conexión automática al Registro Civil, sin ver que tienen que hacer esta gestión.
  • Registrar toda la documentación en un archivo propio y de su propiedad, en una fecha en la que se digitalicen todos los datos de estas defunciones, permitiendo tener un registro fiable y actualizando las estadísticas que permitan a- y poner a disposición. mirada en estas situaciones.

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Cómo afecta el duelo a la familia

Casi todos los duelos implican un proceso exhaustivo de introspección, revisión de valores, cambio. Y como todo el proceso de cambio, el duelo puede acarrear otras pérdidas: pueden estar relacionadas con la forma de vida que teníamos antes; con el ocio; podemos perder también nuestro guión vital y tener que reconstruirlo, etc. Los estudios hablan de efectos físicos sobre la salud, especialmente durante los dos primeros años.

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La muerte de un hijo

La “pena cronica” que supone la perdida de un hijo discapacitado, implica no solo la renuncia a sueños pasados, es una constante revisión de planes presentes, además de una anticipación de un futuro que está “privado” de las “impresiones” que normalmente lo estructuran en el ciclo de vida familiar.

En la investigación realizada a cabo por Milo, las madres cuyos hijos discapacitados habían muerto, conseguían encontrar un sentido y un beneficio en su vida y muerte. Eran capaces de seguir viendo el mundo de forma positiva y con sentido. A pesar de la gran candidad de responsabilidades en el cuidado y la triste doble pérdida -del hijo “deseado” y del hijo real- estas mame atribuyen a esta experiencia el mérito de haberles hecho más conscientes de lo esencial de la vida y del poder del amor

Debemos “decidir” cómo recordar al hijo perdido

La experiencia de la muerte de un hijo suele vivirse con sentimiento de culpa.

Es común que los padres sientan que se podría hacer más, que ciertas cosas sucedidas fueron responsabilidad suya, etc.

Aunque suene contradictorio, debemos decidir recordar cómo a esa persona amada. Tenemos dos opciones: alimentar el recuerdofocused on el dolor, en el sufrimiento, en las imágenes de sus ultimi días or hacerlo de otro modo. Lo más adecuado es honrar la memoria de nuestro hijo. La mente debe hallar refugio en los mejores momentos de ese niño o ese joven.

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Fase 1: La mente quiere negar la realidad

La negación es un mecanismo de defensa que se activa automáticamente en el cerebro tras procesar un hecho traumático. A partir de la negación el cerebro inicia el proceso del duelo. En ese momento, la persona puede sentirse aturdida e incapaz de pensar nada más que «no puede ser» «esto nu me este pasando». En esta fase es normal que, como todas las madres, necesites impulsos para atender a un bebé, preparar tu comida o dormir. La persona suele pasar del vacío a la hiperactividad en esta fase.

La culpa. Los padres pueden encontrarse en una batalla constante entre la razón y la emoción durante esta fase. Por un lado el razonamiento no solo que debemos continuar con nuestra vida, y la vida se presenta de tal forma, pero por otro lado las emociones nos impiden avanzar. En esta fase, los padres suelen obsesionarse en buscar razones y porciones con el objetivo de minimizar el sentimiento de culpa de “no pude evitarlo”